Seguimos hoy hablando del pensamiento.
Podemos, cada vez más, enfocarlo hacia lo luminoso, lo correcto, lo elevado.
No dejar que vague por los titulares de los periódicos, por los anuncios embaucadores, por la mentira que nos rodea. Por los intereses espúreos.
Centrar nuestro pensamiento en lo verdadero. Orientarlo a la conexión con otros mundos.
Es un trabajo para el que todos estamos cualificados si perseveramos.
Seremos los primeros beneficiarios, pero también el mundo se beneficiará.
Nuestro pensamiento puede viajar por el espacio, por estos cielos amplios que se abren en la foto.
Y llevar luz y amor a muchos rincones del mundo.
Imaginad que os encontráis en una playa a orillas del océano. Allí, con un bastoncito removéis el agua formando círculos: lentamente comienzan a dar vueltas ramitas, trocitos de papel, tapones… Y si perseverarais, pronto se pondrían a girar primero pequeñas embarcaciones, luego grandes embarcaciones… ¡el mundo entero se pondría también a girar! El océano etérico en el que estamos sumergidos es similar al océano líquido, y con el pensamiento se podría remover el mundo entero, a condición de ejercitarse y ser perseverantes.
Esforzaos pues en comprender las pocas reglas sobre las que se basa la vida espiritual, con el fin de llegar a ser conductores del mundo divino, obreros en el campo del Señor. Con el pensamiento, no ceséis de alimentar este movimiento interior hasta que todas las partículas de vuestro ser sean movilizadas para la realización de este trabajo luminoso que habéis emprendido, no sólo en vosotros mismos, sino en todas las criaturas de la tierra, y todavía más lejos, en todo el universo.
Omraam Mikhäel Aïvanhov (!900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es. Foto: alturas en Bhutan, 14 mayo 2010. Autor: Jorge Tamames