«Meditad en la imagen del manantial, esa agua cristalina que brota de la tierra y no cesa de fluir. Incluso si le echamos algunos desechos, la corriente se los lleva. Es este fluir ininterrumpido del agua lo que hace que el manantial permanezca siempre límpido, siempre vivo, siempre puro.

Así pues, tomad el manantial como modelo, haced brotar la vida en vosotros. Haced brotar el amor, y estaréis siempre protegidos. Y ya no sentiréis las malas influencias, las críticas, ni las maldades. Ni siquiera os daréis cuenta que han tratado de ensuciaros o de dañaros, porque todo lo malo que pueda llegaros, como el manantial, lo rechazaréis.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Cabo de Gata, Almería, 1 junio 2016 (cortesía de Maite Fuente)