Decía el querido profesor Juan Iglesias, cuyo aniversario se cumple hoy, que es momento de clarificar y purificar nuestros espíritus.

Más aún, afirmaba que es necesario que las almas habiten más dulcemente los cuerpos.

En muchas ocasiones hemos expuesto en estas líneas la idea de la fraternidad, de unidad.

Esta noción se desdibuja y se pierde en el fragor de lo que se nos presenta como la lucha por la vida.

Pero hay que tender la mano para encontrarse.

Hay que hacer de la palabra elemento de concordia.

Cada batalla, cada conflicto, es un fracaso personal y colectivo. Desde lo más pequeño a lo más grande, todo cuenta. Y somos responsables.

El que busca el encuentro, la síntesis, el noble camino del medio del Buda, es instrumento divino.

Mañana celebramos Wesak, la celebración oriental en la que el Cristo y el Buda renuevan y unen sus mensajes.

El amor y la compasión, son sus dos mensajes. Nos invitan a trabajarlos, a frecuentarlos, a practicarlos.

Renovemos nuestros ideales, nuestro deseo por hollar el camino iluminado. No perdamos ni un minuto en conflictos inútiles, estériles. La vida es demasiado breve y no lo merece.

El prójimo, no lo olvidemos, somos nosotros.

Foto: niña en el dispensario médico de Pilkhana, del programa Colores de Calcuta, 8 junio 2009