Aïvanhov nos regala hoy un precioso pensamiento.

Cuando alineamos todas nuestras células hacia el amor, la sabiduría y la verdad se produce un cambio colosal en nuestro interior.

Los miedos, los apegos y los odios son reemplazados por la fuerza, la generosidad y el amor.

Se produce entonces una revolución interna, y la persona pasa a vivir en otro plano.

Desde ese plano superior podemos dirigir nuestras energías y nuestro pensamiento. Y podemos conectarnos con lo divino múltiples veces al día.

Cada conexión nos permite recargar la batería interior y nos llena de vida: nos vaciamos de todo lo que sobra, para andar más livianos y con la mirada siempre en lo alto.

Y entonces el camino, nuestra vida, tiene otra perspectiva pues hay una maravillosa presencia que siempre está con nosotros.

El ser humano ha sido creado para desarrollarse perfectamente en los tres mundos: físico, espiritual y divino; ha sido creado para vivir en el amor, la sabiduría y la verdad. Si lo logra con tanta dificultad, es porque no ha comprendido lo necesario que es tener una única dirección, un solo objetivo en la vida.

Diréis: «Pero no es posible una única dirección, un único objetivo: ¡tenemos tantas cargas, tantas obligaciones diferentes!» Sí, es posible. Sean cuales sean vuestras cargas y vuestras obligaciones, todas vuestras preocupaciones, todos vuestros pensamientos, todos vuestros deseos y todos los movimientos, incluso de vuestras células, deben caminar en una única dirección: el Reino de Dios y su Justicia. Entonces, todas las energías en vuestro interior serán puestas en movimiento y participarán en el desarrollo de este ser perfecto en quien os convertiréis un día.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. http://www.prosveta.es. Foto: caminantes en Bhutan, 9 mayo 2010