Cuenta Aïvanhov la práctica de su maestro Peter Deunov de parar para hablar con el Uno.

En esta breve charla, nos dice, su rostro expresaba algo extraordinariamente apacible y profundo.

Se nos anima a establecer este diálogo con el alma suprema, dondequiera que estemos y cualquiera que sea nuestra actividad.

Es un diálogo que nos une a la fuente divina de la vida y que nos permite estar renovando nuestra fuerza de modo continuado, como conectados a una batería que nunca se apaga.

La fórmula de Deunov era muy simple: “Gloria a Ti, Señor”, pero también sirven “Gracias” u otras palabras.

En este diálogo que en realidad es un encuentro cotidiano nuestras células se alinean hacia la fuente y crean una estructura interna muy firme.

La fuente nos llena de luz, de amor, de propósito.

La fuente nunca deja de manar.

«Cuando era un joven discípulo al lado del Maestro Peter Deunov, en Bulgaria, había notado en él una costumbre que me intrigaba. Hiciera lo que estuviera haciendo, siempre llegaba un momento en el que se detenía, cerraba los ojos y pronunciaba unas palabras; entonces, como si se hubiera refugiado en otro mundo, su rostro expresaba algo extraordinariamente apacible y profundo.

Un día, por fin descifré cuales eran estas palabras: «Slava na Tébé, Gospodi», es decir «Gloria a Ti, Señor». Y yo pensaba: si un gran Maestro, que siempre está tan estrechamente unido al Señor, tiene la necesidad de pronunciar su nombre varias veces durante el día, con más motivo debemos hacerlo nosotros también. Y yo quise imitarle. Durante el día, en cualquier lugar donde me encuentre, me he acostumbrado a repetir: «Slava na Tébé, Gospodi». Y también vosotros pensad en hacerlo, en búlgaro o en francés, como queráis. Ya estéis en casa, en la calle, en el trabajo, deteneos un instante para uniros al Señor pronunciando estas palabras sin que nadie os oiga, evidentemente, y muy pronto os sentiréis unidos a la Fuente divina de la vida.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: camino de la cumbre del Weissmies, Suiza, 4.023 metros (21 junio 2011) (foto de Jonás Cruces  <http://www.todovertical.com/>