En la vida podemos conquistar esto y aquello.

Pero todo es breve y fugaz y lo que nos parece permanente es solo transitorio.

Hay logros que sin embargo permanecen: desinterés, lealtad, bondad, generosidad, coraje.


Cada victoria en este ámbito queda impresa en nuestras células y es conquista para la siguiente vida.

Podemos vender el alma a cambio de lo transitorio o construir el carácter, que es intentar vivir desde el alma.

Los seres humanos andamos perdidos por el mundo hasta que recuperamos la conexión con nuestra esencia.

Es entonces cuando empieza la reconquista.

El camino es largo, cada avance cuenta.

Para apreciar el valor de alguien, la mayoría de las personas se fijan en la situación social, la fortuna, los diplomas, las maneras más o menos sofisticadas, y en función de estas ventajas exteriores le dan responsabilidades o le otorgan privilegios. He aquí por qué, a menudo, se equivocan porque no han tenido en cuenta lo esencial, el carácter.

Un Iniciado, por el contrario, para pronunciarse, tiene sólo en cuenta el carácter. Todo lo que una persona ha podido adquirir o recibir del exterior no le impresiona, porque es fácil adquirir el talento, la destreza, la erudición o incluso, la fortuna: algunos años o incluso algunos meses, según los casos, son suficientes. Pero son necesarias vidas y vidas de trabajo, de esfuerzo para desarrollar cualidades de desinterés, de lealtad, de bondad, de generosidad, de coraje… Y los Iniciados sólo tienen en cuenta estas cualidades.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Imagen: bosque cerca de Roncesvalles, 16 julio 2012