Figuradamente, nos dice Aïvanhov, los hombres nos perdemos por estar junto al rey en la tierra pero nos olvidamos de estar próximos a otro Rey mucho más importante, al Dios inmanente que habita en nosotros y al Dios trascendente que habita el Universo.

Hablamos en estas notas de intentar elevarnos lo más alto posible, manteniendo en nuestro interior prendida la llama divina que habita en todos los hombres.

Esa llama la tenemos la mayoría del tiempo apagada, muerta.

Los que la mantienen viva, iluminada, adquieren categoría de iniciados, consciente o inconscientemente.

Están en la tierra, pero también están en otro sitio.

Quizás están en el cielo en la tierra, pues ya nos dejaron escrito que el reino de Dios debe construirse aquí abajo.

Tenemos información, tenemos revelaciones, tenemos en muchos casos una vivencia interior imposible de ignorar.

Pero absurdamente damos la espalda al Rey verdadero, un año tras otro, toda una vida.

El nuevo año nos da la oportunidad para tener interiormente el objetivo más elevado y buscar, como el iniciado, el contacto con el Divino.

En la vida interior, en la vida espiritual, debemos desear tener un lugar junto al Rey, pero en los asuntos terrenales es mejor no aspirar a una posición tan elevada. Si verdaderamente tienen necesidad de vosotros, terminarán encontrándoos, pero nadie puede aseguraros que seréis muy felices cuando os veáis abrumados por responsabilidades y preocupaciones que invariablemente asedian a aquellos que ocupan la cima en los negocios, la política, etc.

Un verdadero Iniciado no busca una posición elevada, pero interiormente tiene un objetivo tan elevado que incluso vosotros no podréis notarlo. Como él, aceptad un lugar modesto en la sociedad si el destino no os presenta uno más glorioso, pero en la vida espiritual, tratad de elevaros lo más alto posible.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es.. Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Command of Rigden Djapo”1926-27