El pensamiento de hoy encierra verdades muy importantes.

Nos habla de introducir la pureza en nuestra vida como condición necesaria para que se desvelen los secretos.

Ser puro de pensamiento, palabra y acción: hay muchos ejemplos en el mundo que podemos seguir.

Sin embargo, los humanos nos decimos que para vivir en el mundo hay que adaptarse a las reglas del mundo, esto es, mentir, dar codazos, insultar, acumular, ocupar “nuestro espacio” para que nadie más lo ocupe.

Esta actitud forma una escuela de pensamiento que lleva dominando nuestra psique colectiva desde hace siglos, y muchos padres la inculcan en las mentes de sus hijos desde muy pequeños.

“En un mundo de escasez, debes hacer lo que sea para sobrevivir”. Este es un mantra que se repite de generación en generación.

Pero la humanidad hoy está despertando. Y los que intentar introducir la pureza empiezan a vivir un mundo con cada vez más parcelas de luz y alegría: la luz empieza a ganar a la oscuridad.

Nuestro destino es descubrir el Paraíso en la tierra y vivir en la mayor alegría, llenos de luz. Nos toca hacer un trabajo sobre nosotros mismos: constante, paciente, laborioso, hasta volver a ser príncipes y princesas, como la niña de la foto.

He ahí la gran alquimia pendiente.

¿Quiénes son los creyentes que no sueñan con el Paraíso? Pero al mismo tiempo, se autoprohíben la entrada, porque continúan acumulando impurezas en ellos. Sólo aquél que trabaja en restablecer su pureza original, oirá un día a Dios mismo que le dice: «Ven, entra y mira». ¿Y qué verá?… Cuerpos de luz. En el Paraíso todos van desnudos, recubiertos de luz. El único vestido de los ángeles es la luz, porque la luz es la misma materia que su cuerpo.

Los antiguos misterios presentaban a la diosa Isis cubierta con un velo que sólo los grandes sacerdotes y los hierofantes estaban autorizados a quitar. Esto significa que aquél que quiere contemplar la Divinidad debe él mismo estar desnudo, es decir ser puro, sino siempre permanecerá velada para él, y no logrará descubrir sus secretos. A medida que se purifica un ser, Isis se quita el velo ante él; entonces ve, comprende y todo lo que vive no es más que luz y alegría. Éste es verdaderamente el Paraíso.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Su obra está publicada en España por la Asociación Prosveta Española- www.prosveta.es. Foto: niñas residentes en Anand Bhavan (Casa de la Alegría) en la fiesta de fin de curso, Colores de Calcuta, India, 24 abril 2010