Hoy nos llega este pensamiento vivificador para el año que empieza.

Nos habla Aïvanhov de bendecir cada jornada que se abre ante nosotros.

Antes de iniciar las actividades del día, en la meditación del alba, se nos invita a la bendición.


La vida puede entonces tomar el cariz de la consciencia.

Todos sin excepción estamos sometidos a la pérdida y al dolor, pero desde la consciencia podemos vislumbrar la existencia de un todo mayor, de un plan.

El plan es redescubrir nuestro vínculo con el alma universal.

A partir de ahí se abren las puertas de la luz y del gozo.

Cuando bendecimos nos curamos unos a otros.

«Bendecid cada mañana la jornada que se abre ante vosotros. Ahí tenéis todas las posibilidades de dar una nueva orientación a vuestra vida. ¿Por qué el pasado y sus errores tendrían que prolongarse en el futuro?… Abrid los ojos pensando en cada una de las facultades que poseéis y que podéis poner a trabajar para realizar todos vuestros buenos proyectos. ¿No es nada ser capaz, aún hoy en día, de pensar, de desear, de ver, de oír, de caminar?… Bendecid también las dificultades con las que os vais a encontrar durante esta jornada… Dándoos nuevos problemas que tenéis que resolver, el Cielo os muestra que cree que sois capaces, no sólo de trabajar eficazmente, sino también de reparar los errores que hayáis podido cometer.

Bendecid vuestra vida cuando el alba aparece, aunque vuestras fuerzas vayan declinando poco a poco. Éste es el momento de abrir vuestros ojos interiores a otro mundo. Y no penséis que vais a morir, pensad que vais a nacer en otra parte, y que, después de haber pasado por una puerta estrecha, entraréis en un espacio de luz. Si llegáis a tener una buena comprensión de cada etapa de vuestra vida, avanzaréis siempre en la luz y en el gozo.”

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: en la Cerdanya, 29 diciembre 2013 (Enric Rovira)