El pensamiento de hoy resume lo que puede ser nuestra vida.

Una vida en la que los tesoros interiores primen sobre los externos.

Nada ni nadie nos quitará nuestras dosis de problemas, de tristeza, de desazón. Es humano y por ello hemos de pasar.

Pero cuando nos enfocamos en los tesoros interiores la travesía toma otro color, otro fondo.

En la travesía de la vida surgen entonces más y más momentos de certeza, de conexión.

La comunión, al principio remota, se convierte poco a poco en algo cotidiano.

La ciencia del yoga, que es la ciencia de la unión, nos permite encontrar y reencontrar esa comunión.

Centellean entonces con fuerza las luces del interior.

Los problemas, la tristeza y la desazón nos seguirán afectando, si, pero cada vez más y más podremos acudir al fuego interno que crepita y conforta.

Nos habla de Aïvanhov de estar en contacto con todas las almas evolucionadas del universo.

Cuando lo conseguimos ya no estamos solos.

¿Qué diferencia hay entre un materialista y un espiritualista? Para tomar una imagen muy simple os diré que el espiritualista transporta por todas partes su casa con él, mientras que el materialista no puede desplazarla. Sí, el espiritualista, para quien los tesoros verdaderos son interiores, lleva siempre consigo su bagaje de alegría, de felicidad, de expansión, (ésta es su casa), mientras que el materialista no puede desplazarse con todo lo que posee, debe dejar la mayor parte en su sitio.

En realidad, el ser humano sólo es rico en la medida que tiene conciencia del ser. Si el espiritualista no es consciente de su riqueza, es más pobre que todos los materialistas. Pero si aprende a expandir su conciencia, se siente en contacto con todas las almas evolucionadas del universo que le dan su ciencia, su luz y su alegría. Y entonces, ¿qué materialista puede compararse a él? Incluso las piedras preciosas y los diamantes palidecen ante el centelleo de todos sus tesoros interiores.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: la cumbre del Mont Banc (28 julio 2010) (foto de Jonás Cruces  <http://www.todovertical.com/>