Nos hemos rodeado, casi sin darnos cuenta, de artificio y banalidad. Es una soga que tenemos alrededor del cuello, cada vez más prieta.
Para liberarnos de esa soga hay que volver a la sencillez, a la pureza de ánimo y de corazón. Hay que tender la mano, y hay que soltar.
Llegarán entonces unos maravillosos rayos, los rayos de Gracia, y estaremos unidos a las energías superiores.
En ese momento solo una palabra podrá venir a nuestros labios: ¡Gracias!
La calidez del corazón….
Es tiempo de nacer a una nueva vida.
Un hombre no puede pasar su vida sin experimentar, aunque sea por una vez, la calidez del corazón. En efecto, esto será una sensación ardiente, pero cuando el corazón está rodeado con una diadema y arco iris luminoso, este se une con las energías superiores. La gente no debería quejarse que nada le es accesible; por el contrario, a través de la vida terrenal ellos pueden ya sentir las poderosas energías. El cuerpo terrenal no siempre puede sentir semejantes manifestaciones, se quemaría. Pero, no obstante, en un estado elevado el espíritu puede experimentar los rayos de Gracia.
Que la gente no se queje, sino que viva más puramente.
Aum, sutra 5, 1936 Agni Yoga Society. Foto: mujer en Gyan Sarovar, India, 2 mayo 2009