Hoy como ayer hablamos de la inmensidad.

De ese instante en el que algo se dilata en el interior y nos expande, para proyectarnos a otro mundo.

En ese momento nos llega un recuerdo y un anhelo, como cuando éramos niños.

Todas las personas tenemos esos instantes de magia, en los que salimos de la cárcel terrenal que son nuestro cuerpo y mente, para volver a nuestra esencia no condicionada.


Es pertinente entonces hacernos la pregunta de quiénes somos.

La respuesta sólo podrá confortarnos: un alma inmortal, que tiene una experiencia finita en la tierra.

En la inmensidad nos llegan claros y nítidos los conceptos de lo sagrado, de la comunión, del respeto, de la compasión.

Nuestra mente grande sustituye entonces a la mente pequeña, tan ruin y calculadora.

La inmensidad nos habla.

El cielo estrellado es una de las mayores maravillas de la naturaleza. Pero hay diferentes maneras de contemplar las estrellas. Podéis tomar un mapa del cielo y un libro de astronomía que expone en detalle todo lo que se sabe sobre los astros y los planetas. Ciertamente es muy útil para vuestra comprensión del universo. Pero ¿qué aportará todo eso a vuestra alma y a vuestro espíritu?

Y particularmente ¡qué diferencia con las experiencias que podéis hacer contemplando el cielo estrellado sin otra preocupación que fundiros en esta inmensidad! La paz que os invade progresivamente os eleva, sólo tenéis el único deseo de elevaros de sobre la tierra, de viajar muy lejos en el espacio con el fin de entrar en relación con las entidades espirituales de las que los astros son sus manifestaciones físicas. En estas regiones hacia donde os sentís proyectados, sentís que nada es más importante que uniros con el Espíritu cósmico, dejaros penetrar por él, con el fin de lograr la verdadera comprensión de las cosas, una comprensión que impregna todas vuestras células.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta.  Imagen: entrada al desierto de Akakus, Libia, diciembre 2006. Foto de Jonás Cruces  <http://www.todovertical.com/>