Hoy proponemos hacer una de las tres comidas en silencio, muy pausadamente.
En ese silencio estaremos muy conscientes del regalo que significa alimentarnos.
Intentaremos captar de cada alimento su fuerza. Masticaremos muy despacio. No tomaremos nada más hasta haber tragado completamente y respirado profundamente dos o tres veces.
Si fuera posible, será una comida de alimentos de la tierra, no animales. No leeremos nada mientras comemos, ni veremos la televisión. Nos concentraremos en esa comida.
Visualizaremos así el sol y la lluvia que han hecho posible el crecimiento de la planta.
Visualizaremos así las manos que lo han sembrado, que lo han recogido, que lo han transportado y que lo han preparado para nosotros.
Daremos gracias, gracias sentidas.
Será el primer paso para entender que alimentarnos puede ser un acto sagrado en vez de algo mecánico, banal.
Un acto sagrado, tres veces al día.
Es una propuesta para que poco a poco los milagros vuelvan a obrar en nuestra vida.
Foto: niña preparando chapatis, Abu Road, India, mayo 2009