Aïvanhov explica hoy con gran precisión la limitación que supone venir a este mundo.

Significa bajar de frecuencia para vivir encapsulados en un cuerpo y en una mente, necesarios para nuestra expresión en el plano físico.

Y así nuestra alma, que tiene por morada el espacio infinito, debe habitar una realidad material sumamente limitada.


Poco a poco, el origen queda desdibujado y nuestra identificación con la materia se convierte en el eje de la vida. Las ocupaciones y luego las preocupaciones lo invaden todo.

Por eso la llamada de hoy, para abrirnos a la realidad de nuestro Ser, para dilatarnos en vez de limitarnos más y más. Para subir de frecuencia.

“Deteneos, entrad en vosotros mismos, abríos a la inmensidad”, se nos invita.

Encontraremos sin embargo muchas razones y distracciones para no ir en esa búsqueda, hacia ese encuentro.

Pero esa búsqueda y ese encuentro son las únicas llaves para la liberación.

«El niño que viene al mundo, es un alma que se limita y sufre al tener que entrar en un cuerpo en donde se siente tan reducido. Incluso si esta reducción es necesaria para permitir la manifestación en el plano físico, el ser humano no debe olvidar nunca que su alma tiene por morada el espacio infinito. Cerrada en un cuerpo, aspira a esta inmensidad en donde se dilata, se alegra. Es por ello que, incluso si un ser teme a la muerte porque la siente, lo que es natural, como un desarraigo, su alma la acoge como una libercaión.

LA existencia está hecha de estos dos movimientos, la limitación y la dilatación, que cada uno debe aprender a equilibrar. Incluso cuando sois solicitado de todas partes, si no queréis que vuestra alma acabe ahogándose, marchitándose, no os dejéis acaparar por las tareas y las preocupaciones materiales. De vez en cuando, durante algunos instantes por lo menos, deteneos, entrad en vosotros mismos, abríos a la inmensidad … Después volver a vuestras ocupaciones»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena en Salgaon, Rajasthan, 20 febrero 2014 (Koldo Aldai)