Muchas de las cosas cotidianas pueden vivirse con agradecimiento y alegría. Cada comida, cada bocado tomado con consciencia,  por ejemplo, son un maravilloso regalo.

Pero permanentemente somos testigos de la ausencia de agradecimiento y alegría.

En ocasiones hay razones objetivas: pero incluso entre los enfermos los hay que animan a los que van a visitarles. Y entre los que trabajan, hay los que se entregan y se dan, en contraste con los que lo hacen a regañadientes.

Bienaventurados los que se entregan.

Los humanos nos quejamos, tantas veces sin ninguna razón.

Y cada queja nos apaga, nos quita la vida. El rictus y la mueca asumen poco a poco todo el protagonismo y distorsionan los rostros.

Los que dan gracias desde un corazón limpio ya han descubierto la magia, y en cada agradecimiento sincero se convierten en magos.

Pasan cosas terribles en el mundo. Pero también cosas maravillosas.

Ayer al sol, escuchando el sonido del chopo en la brisa de la tarde, algunas personas oraban y daban gracias en silencio.

Al final del camino todo será explicado. Entretanto, no neguemos la gratitud a todo aquello que lo merece.

El día que los humanos aprendan a comparar las pequeñas contrariedades de la existencia y todos los bienes que la Providencia les ha ampliamente distribuido, no podrán sentir más que gratitud. Hasta entonces, continuarán atormentándose comparando lo poco que poseen, digamos, con todo lo que poseen los demás, según ellos más privilegiados. Pues bien, éstas son unas comparaciones muy malas.

Si tenéis una necesidad imperiosa de hacer comparaciones entre vosotros y los demás, ¿por qué no veis todas las ventajas que poseéis, mientras tantos seres humanos en el mundo deben sufrir persecuciones, guerras, epidemias y hambre? La ingratitud y el descontento constantes son señal de falta de inteligencia; en lugar de tener conciencia de las bendiciones con las que el Cielo les colma, ¿por qué tanta gente sólo ve por todas partes motivos para ser desgraciados?

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es. Foto: Niños en el Kailsh Hostel, en Katmandú, promovido por la Fundación Montañeros para el Himalaya, de Edurne Pasabán, abril 2011. Foto de Ferrán Latorre, actualmente en la expedición 14+1 que está subiendo el Everest sin oxígeno