Hace unos días el profesor Luis Huete evocaba en una conferencia la importancia de que la comunicación entre las personas estuviese presidida por conversaciones de calidad.

El pensamiento de Aïvanhov de hoy tiene que ver con ello: cada intercambio con los demás puede ayudar a elevar la consciencia.

Hay elementos del mundo superior que pueden transmitirse en la comunicación: con la palabra y el tono precisos, con la mirada.

Con la mirada en particular puede transmitirse mucho, y hay personas que dede la mirada saben transmitir amor: el amor del alma. Lo hemos vivido en persona con el rishti transmitido por la hermana Jayanti.

Las conversaciones de calidad presuponen tener respeto por el interlocutor y por uno mismo, algo que lamentablemente hemos perdido en muchas ocasiones.

Una conversación de calidad es la puerta a otras regiones, en las que la comunicación puede hacerse en otro plano. Podemos así dar elementos de un mundo superior…

Recordemos por ello la oportunidad que nos da cada intercambio para construir en los mundos sutiles.

Con el pretexto de que se les ama, permanecemos muy cerca de los seres para ocuparnos de ellos. Pero, ¿cómo podremos ayudarles si no nos hemos esforzado en elevar su nivel de conciencia? Esta clase de amor no basta, puede verse bien en el ámbito de la educación. No por el hecho de que los padres estén continuamente ocupados en vigilar a sus hijos les están educando. Sólo les educan si son capaces de hallar en sí mismos y darles a ellos, elementos de un mundo superior que estos hijos puedan conservar toda su vida.

No se educa a los hijos diciéndoles solamente: «Come… duerme… trabaja bien en clase… no vayas con cualquiera…, etc.» Estos consejos son ciertamente útiles, pero no son alimentos para su alma y su espíritu. Y si no alimentan el alma y el espíritu de sus hijos, que los padres no se hagan ilusiones: no les educan, no les protegen.

Omraam Mikhäel Aïvanhov. Pensamientos cotidianos: Foto: banderas de oración en la llegada al Stok Kangri, India, 2006: Autor: Jonás Cruces