Con frecuencia los humanos iniciamos nuevas empresas y relaciones.

La idea de un nuevo comienzo, de una nueva creación, es positiva. Y el comienzo es muy importante.

Pero con frecuencia nos olvidamos de lo previo, que, se nos dice, debe haberse terminado correctamente.

La armonía de lo nuevo dependerá también de que lo antiguo se haya terminado también con armonía. Hay un encadenamiento, una continuidad.

Lo que precede a lo nuevo debe también hacerse con atención, con la mayor consciencia.

Con frecuencia los humanos damos un portazo antes de pasar al siguiente asunto, y así generamos unas ondas violentas.

Esas ondas nos vuelven más tarde, quizás aumentadas.

Está en nuestra mano generar armonía.

En todo lo que emprendáis, tratad de empezar bien, porque el desarrollo de un proceso depende de su comienzo. Pero para dar un buen comienzo, es preciso haber terminado correctamente lo que le precede. Esta regla tiene una aplicación en todos los ámbitos.

Cuando empezáis un trabajo, tratad de mantener hasta el final la misma atención, el mismo cuidado. Y cuando entabláis nuevas amistades, nuevas relaciones, aquí también, sed vigilantes, para que lo que ha comenzado con sonrisas, palabras cálidas, regalos y besos, no termine con enfrentamientos. Porque todo lo que termina mal, influye en los encuentros y las empresas futuras.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos (www.prosveta.es). Foto: niñas en el dispensario de salud de Pilkhana,  Howrah, West Bengal, India, diciembre 2009