Se nos han dado diferentes varitas mágicas que desconocemos.

Una de ellas es la ley de la afinidad.

Atraemos bendiciones o desgracias en función de nuestras intenciones.

Por supuesto todo es a muy largo plazo y puede que no se manifieste ni siquiera en esta vida.

Pero la ley opera, por eso la importancia del pensamiento limpio y equilibrado.

Por eso la importancia de ir eliminando juicios de valor para crear otros espacios.

Nuestros malos sentimientos atraen influencias negativas, y contribuyen a enfermarnos física y psiquicamente.

Sobre el arte de bendecir hay mucho escrito y es un manual para la curación.

Mientras no comprendáis el secreto mágico de la ley de afinidad, jamás lograréis producir grandes transformaciones en vuestra vida psíquica. Cada sentimiento que experimentáis es de una naturaleza determinada y, en virtud de la ley de afinidad, despertará fuerzas de la misma naturaleza que él en el espacio, y estas fuerzas se dirigirán hacia vosotros. Si vuestro sentimiento es malo, atraeréis influencias negativas; si es bueno, atraeréis bendiciones. Es así como podréis extraer todo lo que deseáis de los grandes depósitos del universo, a condición de emanar, de proyectar pensamientos y sentimientos de igual naturaleza a lo que deseáis. Estos pensamientos y estos sentimientos determinan totalmente la cualidad de los elementos y fuerzas que serán despertadas muy lejos, en algún lugar del espacio, y que tarde o temprano llegarán hasta vosotros. La ley de la afinidad es la clave más grande de la realización espiritual.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86) , Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Imagen: el cáliz de la bendición, en la Montaña Blanca, Mongolia, 26 junio 2007