Recibimos con alegría estas banderas de oración ondeando al viento.
Llevan consigo y difunden los mejores propósitos. Hablan de armonía, de fraternidad, de vivir en la tierra como seres soberanos que conocen quiénes son. Hablan también del lazo sagrado entre los seres sintientes.
Nos recuerdan, mientras la oración viaja por el espacio, la capacidad de nuestro pensamiento enfocado para enviar flechas benévolas aquí y allá, a todas partes. Son flechas regeneradoras para la Humanidad.
Cerramos los ojos unos instantes, nos hacemos conscientes de nuestra respiración, y damos gracias por el sol que calienta nuestra frente mientras, como estas banderas, lanzamos pensamientos amorosos a todo lo que nos rodea.
Que cada día podamos ser, como lo son estas banderas, difusores de luz y de buena voluntad. Que nuestro pensamiento limpio envuelva a la tierra y a todos los seres con luz y con amor.
Esa es nuestra invocación.