«Habéis meditado mucho tiempo profundamente, habéis enviado con el pensamiento luz y amor al mundo entero; después, como necesitáis hacer un poco de ejercicio, salís a pasear por la calle… Unos momentos después, cuando volvéis a vuestra casa, pensáis que no habéis producido ningún efecto sobre nada. Sin embargo, si fuerais clarividentes, podríais ver todo el bien que vuestra presencia ha podido hacer, sin saberlo, a desconocidos con los que os habéis cruzado en vuestro camino. Algunos que rumiaban un proyecto malicioso, lo han abandonado; otros que estaban atormentados, desanimados, han vuelto a encontrar la paz y la esperanza.

No perdáis nunca esta conciencia de que avanzando en el camino de la luz y del amor desinteresado, podéis actuar favorablemente sobre todas las criaturas que os encontréis. Incluso si os parece que vuestros pensamientos y vuestros sentimientos no tienen ninguna influencia en el medio ambiente, siempre hay algo que se despierta a vuestro alrededor, algo que se mueve, que recibe un impulso.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: La Isla de La Graciosa, desde Lanzarote,  30 enero 2016 (Marta Gil de la Puente)