La vulgaridad y la zafiedad dominan hoy muchos espacios.

En los trenes, en los aviones, las personas se desparraman aquí y allá.

Hemos olvidado la herencia divina para caminar por la tierra con la espalda recta, para intentar evocar nuestra dignidad mientras nos manifestamos a través de este cuerpo.

La televisión incide en esta zafiedad, multiplicándola una y otra vez.

Y, como hipnotizada, la masa se alimenta de la basura. Esa parece ser la escuela, la del insulto y la vulgaridad.

Es un tristísimo e innoble espectáculo.

Los que recuerdan su herencia noble caminan lejos del estercolero y buscan Su ejemplo.

Desenmascarad el azote de la de vulgaridad.
M. está combatiendo.
La Mano de la Misericordia puede también golpear.
Seguid la Enseñanza de M.
Enseñad con maneras accesibles a la humanidad.

Las hojas del jardín de Morya, sutra 170, 1924 Agni Yoga Society, Nueva York. Foto: las montañas de Bhutan, mayo 2010