Las palabras de hoy nos recuerdan que la llave de la liberación está disponible.
Se nos habla del alimento espiritual, tan importante como el material pero al que prestamos poca atención.
Nuestro espíritu se manifiesta en la materia, a la que debemos atender, pero sin perder la conexión con el espíritu.
Los alimentos de naturaleza espiritual a los que tenemos acceso pueden liberarnos aquí en la tierra.
“El rostro se ilumina, la luz entra en la construcción del cuerpo de gloria”, se nos dice.
Se nos invita a un trabajo de transformación y de resurrección.
“El sentido de la oración, de la meditación, es, precisamente, el de enseñar al hombre a alimentarse de elementos de naturaleza espiritual. Aquellos que no lo han comprendido y que se sienten atraídos exclusivamente por los placeres, las diversiones y las ocupaciones prosaicas, descuidan la oración y la meditación; y es una lástima para ellos, porque interrumpen su trabajo de transformación, de resurrección. Yo lo he observado: la gente se transforma al meditar. Lo he observado en mi mismo y en los demás. En una verdadera meditación, el rostro se ilumina. Cada meditación debe hacer aumentar la luz en vosotros. Gracias a esta luz, que entra en la construcción de vuestro cuerpo de gloria, un día resucitaréis”.
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). “Navidad y Pascua en la traidición iniciática”, página 112, Editorial Prosveta, Colección IZVOR. Imagen: niños y sus profesoras en el colegio, Quang Tri, Vietnam, 2 octubre 2014