En este mundo de querellas, traiciones y conflictos, donde tantos seres humanos vivimos enfrentados los unos a los otros en un abrazo destructivo, conforta recordar aquella bonita frase de Oscar Wilde “sed osados y fuerzas poderosas vendrán en vuestra ayuda”.

Esa osadía es aquí equivalente a la valentía para afrontar todo lo que nos manda la vida con aceptación, dignidad e integridad personal, buscando entender el origen, el más allá de lo que nos llega, la causa separada del efecto.

Esa ayuda no tiene un componente material, pero como nos dice el pensamiento, se manifiesta en el plano psíquico, espiritual.

Y en relación con ello, la frase de Jesús, “Mi Padre trabaja y yo trabajo con Él” es el mejor recordatorio para empezar el día.

«Para superar las pruebas de la vida, no existe un método mejor que ponerse al servicio del Señor, de trabajar para la venida de su Reino. Trabajar para el bien de la humanidad de un modo impersonal, significa entrar en la bondad y la generosidad de la Gran Fraternidad Blanca Universal que se halla arriba, en toda esta multitud de entidades luminosas que velan por los humanos y que están siempre dispuestas a acudir en nuestro socorro. Ellas toman sobre sí una parte de nuestras cargas, y nos ayudan a soportar nuestros sufrimientos. Pero es preciso comprender que este fenómeno se produce en la conciencia. No es en el plano físico, en el plano material que somos ayudados, sino en el plano psíquico, en el plano espiritual.

Así pues trabajad para el Reino de Dios: como todos los humanos en la tierra, tendréis que soportar las pruebas de la vida, pero recibiréis luz y fuerzas para soportarlas mejor.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: arboleda en Palencia, 31 octubre 2015  (Marga Lamoca)