Nos habla Aïvanhov del apoyo que recibimos de los seres superiores cuando actuamos con arreglo a las leyes divinas.

Nos invita a dar sin pensar en recibir.

Pero la ley oculta es que cuando damos, recibimos.

Muchos seres ya la han puesto en práctica. Su presencia ennoblece a la humanidad. Pero otros muchos siguen y seguimos aferrados al mundo de “lo mío”.

Cada acto diario puede llevar dosis de compasión y de amor, y con ello de luz. Incluso cuando tenemos que decir que no a esto o aquello, podemos dar en el sentido oculto si se hace desde la correcta motivación.

Las reglas son simples, la vida potencialmente mucho más sencilla y también mucho más luminosa, grácil.

Cuando estamos en nuestro centro, las entidades luminosas nos hablan.

En lugar de esperar indefinidamente que los demás os hagan favores, que os den pruebas de confianza, de respeto, de amistad, de amor, y sobretodo en vez de apesadumbraros si esto no sucede, comenzad vosotros a manifestarles todos estos buenos sentimientos. Suceda lo que suceda luego, siempre saldréis ganando. Porque si a pesar de vuestros esfuerzos, los humanos no responden a lo que esperabais, estos esfuerzos ponen en marcha algo en el mundo invisible y entidades luminosas acuden a ayudaros. Entonces, cada vez que tengáis la ocasión, esforzaos en reconfortar, animar e iluminar a los seres, y comprobaréis que un poder superior os aportará su apoyo. Si necesitáis amor y luz, primero tratad de dárselo a aquellos que todavía lo necesitan más que vosotros, y el mismo Dios acudirá a amaros e iluminaros.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos (www.prosveta.es). Foto: niñas en la residencia de Anand Bhavan,  Howrah, West Bengal, abril 2007