Hablamos aquí del ayuno mental en un tiempo en el que la mente está siendo permanentemente alimentada, en muchas ocasiones por pensamientos tóxicos. Si hay algo con lo que podemos elevarnos, es con el pensamiento, que lo trasciende todo. Tener pensamientos elevados es estar en conexión con los mundos sutiles, es participar de una corriente vibratoria de gran calidad. Al elevar los pensamientos todas nuestas células entran en una calidad vibratoria distinta y más elevada. La práctica cotidiana de centrarnos en pensamientos elevados es regeneradora y se manifiesta también en nuestra expresión en el plano físico. Y, antes de dormir, podemos también elevar nuestro pensamiento a esas regiones de donde venimos, limpiándonos así de toda influencia negativa. El pensamiento puro y luminoso va poco a poco sustituyendo todo otro pensamiento y nos va rodeando, sin nosotros notarlo, de una luz distinta. Aïvanhov nos recuerda en este oportuno texto cómo ayunando de pensamientos-basura y sustituyéndolos por pensamientos elevados, el hombre puede realizar la mejor alquimia sobre sí mismo.
Todas las religiones han predicado el ayuno como ejercicio de purificación. Pero el ayuno no debe ser únicamente comprendido en el plano físico. Si las impurezas se depositan en el cuerpo físico en forma de transtornos físicos, un ayuno físico podrá eliminarlas. Pero las impurezas también pueden instalarse en el cuerpo astral y en el cuerpo mental en forma de sentimientos y deseos bastos, pensamientos y juicios erróneos. Porque estos pensamientos, estos sentimientos y estos deseos son entidades tenebrosas que obligan a los humanos a absorber ciertos alimentos que necesitan. En efecto, los pensamientos, los sentimientos y los deseos son entidades vivas.
Para librarse de estas entidades, el hombre no debe darles de comer, es decir debe esforzarse no sólo en evitar pensamientos y sentimientos inferiores, sino también substituirlos por pensamientos y sentimientos puros y luminosos. Si les priva de su alimento, hará ayunar a estas entidades que, sintiéndose amenazadas de morir de hambre, le abandonarán. He aquí cómo también debemos comprender el ayuno, transponiéndolo a los diferentes planos.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Publicado en España por la Asociación Prosveta (www.prosveta.es). Pintura, «Song of Shambala», de Nicholas Roerich