Hoy se nos hace una invitación muy hermosa.

Se nos anima a esforzarnos para que nuestra vida sea más pura, más rica, más luminosa.

La pureza, la riqueza, la luminosidad, están en nuestro Ser, son su esencia, no son algo ajeno.

Requieren ser redescubiertas, ser vividas.

Cada día su afán.

El de hoy no puede ser más bello.

Nuestro progreso es el progreso del mundo.

«Esforzaos para tomar conciencia de los lazos que os unen, no sólo a los miembros de vuestra familia, sino también a toda la sociedad. ¿Y cuál es la naturaleza de estos lazos? Cada vez que progresáis, las riquezas y las luces que recibís influencian a todas las personas con las que os relacionáis de cerca o de lejos. Debido a nuestro avance, ellas avanzan también. Quizá no se den cuenta, pero ésa es la realidad: progresan por vosotros. Y lo mismo sucede si empezáis a dejaros ir, a ensombreceros: vuestra familia y la sociedad, que están conectadas con vosotros, sufren malas influencias por vuestra causa. De esta manera arrastráis a los seres hacia la luz o hacia las tinieblas. Como podéis ver, vuestra responsabilidad llega lejos.

¿Queréis ser útiles, ayudar a toda la humanidad, incluso a los animales, a las plantas y a las piedras? Esforzaos cada día para que vuestra vida sea más pura, más rica, más luminosa, porque sutilmente, imperceptiblemente, arrastráis toda la creación hacía las alturas y viendo que atraéis bendiciones sobre todos los seres, las entidades del mundo invisible se os acercan para recompensaros.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Editorial Prosveta. Imagen: Jessica Chastain dando gracias al sol (2013)