El pensamiento de hoy se refiere a la economía destructora cuyo exponente más claro es el capitalismo salvaje que exige crecimiento permanente al coste que sea y que multiplica las desigualdades entre ricos y pobres.

Esta economía destructora se ha erigido en el centro de la vida del ser humano y tiene como consecuencia un empobrecimiento de la vida, con la triste paradoja de que más es menos.

Podemos decirnos: somos parte de un engranaje brutal y no hay nada que hacer.

Sin embargo,  hay mucho que hacer: podemos ser dueños de nuestro consumo y de nuestro tiempo.


En el consumo, el ejemplo del alimento es uno de los más claros y es extensible a muchos otros. Se calcula que en Occidente comemos más de un 50% de lo necesario y son millones de toneladas de alimentos las que terminan en la basura.

En cuanto a nuestro tiempo, podemos ser selectivos en lo que nos eleva, desterrando lo que nos embrutece.

Juan Iglesias escribió: “un nuevo ascetismo hace falta”.

Los yoguis encuentran todos los días tiempo para encontrar su Ser y para desde su Ser contactar al Uno.

Todos debiéramos ser yoguis con independencia de nuestra ocupación, todos debiéramos buscar ese ascetismo en el consumo mental y físico.

La elección personal de cada cual vivir en armonía o en conflicto. El patrón en el que la humanidad se mueve es normalmente el conflicto.

Los sabios buscan la armonía.

«La economía se ha convertido en la gran preocupación de los humanos. Y en aras a la economía, se ven obligados a correr, a luchar, a agotarse, porque cada vez hay que producir más, para vender cada vez más, y comprar más y más… ¿Pero qué es esta economía para la que se considera normal sacrificar a los humanos? ¿La economía será magnífica, floreciente, mientras que los humanos estarán extenuados, agobiados, derribados? Desgastan su sistema nervioso, y no sólo su sistema nervioso: su corazón, su estómago, sus pulmones también sufren, porque toda esta actividad, toda esta producción, este consumo acelerado conlleva una contaminación que envenena la atmósfera, los mares, los bosques, el agua, la tierra, los alimentos, etc. ¿Dónde está la inteligencia? ¿Dónde está la razón? Una «economía» que arruina, que destruye, que ensucia, que malgasta, ¿es ésta una verdadera economía?»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen, escena en el desierto del Gobi, Mongolia, 21 junio 2007{jcomments on}