«A pesar de todo el progreso de la ciencia, el hombre no debe esperar que llegue un día en el que pueda vivir indefinidamente en su cuerpo físico, porque éste está formado por elementos perecederos que necesariamente deben volver a la tierra de donde proceden. Solamente en su cuerpo de luz el hombre puede llegar a ser inmortal. Este cuerpo de luz está formado de elementos de la mayor pureza, cuyas intensas vibraciones se oponen a los procesos de enfermedad y de muerte.

Cuando la luz triunfa en el hombre, se vuelve inmortal, no en su cuerpo físico, sino en su cuerpo de gloria. Por eso debéis comprender la importancia de la luz, comprender que cada día necesitáis comer y beber la luz, con la convicción absoluta de que esta luz os traerá la nueva vida, el poder y el esplendor del Cielo.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Playa de Razo, La Coruña, 29 de mayo de 2016 (cortesía de Koldo Aldai)