En la meditación de Wesak se nos habló de la luz interior.
Las energías de la sabiduría y del amor manifestadas por el Buda y el Cristo están latentes en cada ser humano.
Cada acto de la vida cotidiana (más aún: cada pensamiento) contribuye a que poco a poco florezcan o a que permanezcan atrofiadas.
Se nos insta a que nuestro pensamiento sea amoroso, compasivo.
La luz interior, se nos insiste una y otra vez, hay que encenderla y luego hacerla crecer.
Será difícil que aflore en medio de querellas, sospechas, insultos y maledicencia.
Las energías de la sabiduría y del amor son las que cuentan.
Imagen: atardecer en la bahía de Findhorn (Escocia), 16 abril 2015 (Javier León)