Cada mañana tenemos una nueva oportunidad para intentar ser más sabios el día que comienza.
Una maravillosa oportunidad para intentar no hacer, no hablar y no pensar todo aquello que contamina y que mancha.
Hay una idea divina: intentar, cada uno de nosotros en su campo de influencia, traer el Reino de Dios.
Tener en nuestro ánimo la idea del Reino de Dios en la interacción con todo.
Esa es la alternativa a estar distraídos o embebidos de nuestra personalidad, como personajes fatuos.
Descubrir la persona para separarla del personaje.
Surgir triunfantes como el ave fénix.
Esa es la invitación que se nos da, cada día, y que podemos aprovechar o desaprovechar.
«Vivir en el mundo, pero sin ser del mundo», es volver tranquilo de contemplar los acontecimientos, aparte de ellos mismos, lo cual significará que estaremos muy atentos, observaremos dentro desde esta gran atalaya de la atención espiritual lo que debemos hacer, cómo debemos hablar, cómo debemos comportarnos en la sociedad, cómo podemos presentar el Reino de Dios y su justicia a los demás seres. Todo esto vendrá no por acumulación de intereses, de conocimientos intelectuales, sino por habernos desnudado completamente de todo esto y surgir triunfantes como el ave fénix de sus propias cenizas.
Vicente Beltrán Anglada (1917-88), conferencia “La venida del Instructor del Mundo”, Barcelona 12 septiembre 1987. Imagen: escena de «El árbol de la vida», de Terrence Malick