Antes de dormir podemos hacer un ejercicio de recolección del día.
Las preguntas pertinentes son “qué podría haber hecho de modo diferente” y “qué he aprendido hoy”.
Este ejercicio nos ayuda a entender nuestras motivaciones e intenciones, y sobre todo a hacer el propósito de orientar el día siguiente con pureza y con limpieza de corazón.
Poco a poco, según vayamos profundizando en la práctica, iremos descubriendo y aflorando una mayor fuerza interna.
Cuando el corazón es puro, todo se ordena alrededor de esa pureza y el hombre se convierte en un instrumento al servicio del bien.
Cada día tenemos la oportunidad de ingresar en el maravilloso ejército de los limpios de corazón.
Mi fuerza es como la fuerza de diez, porque mi corazón es puro
Alice A. Bailey, “El Alma: la calidad de la vida”, p80, Lucis Trust Publishing, Nueva York. Foto: caminantes en Bhutan, 12 mayo 2010