La vida humana es muy breve.

Tantas veces se pierde y se dilapida en tensión y en querellas, arrastrada por las demandas de la personalidad, del ego.

Pero también puede llenarse de la luz del alma, para desde el alma vivir con otra energía.

No es un proceso automático, pero el que busca encuentra.

Así lo atestiguan todas las escrituras, pero mucho más que eso, la experiencia de muchos seres.

Podemos vivir en esa luz, y desde esa luz.

Y también podemos no hacerlo, permaneciendo en el griterío, en la querella.

Cada cual debe decidir.

Los humanos están continuamente ocupados en hacer proyectos. Esto es seguro, los proyectos no faltan. Pero ¿cuáles son? Raramente, muy raramente en convertirse en servidores de Dios, en conductores de la luz. Sería fácil darles los medios: pero lo que es difícil, es inducirles a buscar un ideal semejante. Incluso el Señor es incapaz de darles este deseo. Desear sólo depende del hombre mismo, nadie puede desear por él, como nadie puede tener hambre y comer por él.

Un Maestro os ofrece toda clase de alimentos, simbólicamente hablando, pero sois vosotros quienes debéis comer, el Maestro no puede hacerlo por vosotros. Si es él quien come por vosotros, ¡él «engordará» y vosotros «adelgazaréis»! Un Maestro os da el saber, pero la voluntad de aceptarlo y aplicarlo debe venir de vosotros. El día en que el saber de vuestro Maestro y vuestra buena voluntad coincidan, los resultados serán magníficos.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Boris and Gleb”, 1942