Estamos en un largo camino de regreso.
En ese camino, en algún momento, descubrimos nuestra patria.
No atañe a fronteras, ni a razas, ni a geografías.
La patria es nuestra naturaleza superior, que al principio avistamos fugazmente, como un refugio.
Un día hay un anclaje entre nuestra personalidad y nuestra alma.
A partir de ahí el caminar es distinto, y hay ambrosía.
El camino sigue siendo muy largo, con profundos valles y altas montañas.
Con frecuencia los valles están muy oscuros.
Pero en la profundidad del valle nuestra mirada siempre ve la cima y encuentra refugio.
Imagen: espigas en California el 3-7-13 (Olga Diego)