Yogananda incide en algo que podemos hacer todos los días y que en muy poco tiempo adquirirá enorme significado.

Intentar, antes de dormir, conectar con lo divino, con la Presencia.

Es un encuentro inspirador, maravilloso, al que poco a poco nuestro Ser se orientará con la mayor alegría y gozo.

Poderosas fuerzas se desencadenan entonces en el colosal refugio y dinamo que resulta de ese encuentro.

La Divina Presencia es algo personal e intransferible, pero que no elude al buscador sincero y limpio de corazón.

Cada día tenemos múltiples ocasiones de ese encuentro, que cambia la vida.

Es necesario hacer el esfuerzo, pero el esfuerzo nos convierte en reyes.

Si uno toma la resolución de no irse a dormir por la noche hasta haber meditado y haber sentido la Divina Presencia, descubrirá una vida de felicidad que supera toda expectativa. Es necesario hacer el esfuerzo, pero ese esfuerzo nos convierte en reyes, sentados en el trono de la paz y del gozo. El tiempo que emplea el hombre en la búsqueda de objetos materiales ajenos a su verdadero Ser es un derroche de las valiosas oportunidades que posee de conocer a Dios. Te digo esto desde el fondo de mi alma: bienaventurado aquel que toma la determinación de no descansar jamás hasta encontrar a Dios.

Paramahansa Yogananda, “El yoga de Jesús”, Self Realization Fellowship 2009, p124. Foto:niños en Varanasi, India, 1 mayo 2010