«Cuando meditáis, esforzaos por elevaros muy arriba dentro de vosotros mismos, y después en manteneros el mayor tiempo posible en estas alturas. Elevarse y permanecer en las alturas significa no dejar nunca de ser noble, justo y generoso, lo que supone también saber «descender» para ayudar a los humanos.

Aun viviendo y trabajando en la tierra entre los humanos, debemos evitar descender interiormente, es decir, dejarnos llevar por nuestras tendencias inferiores o participar en empresas egoístas o deshonestas. Permanecer en las alturas, no es imitar a las personas altaneras, inaccesibles y duras que creen que van a rebajarse si tienden la mano a otros más débiles, menos dotados, menos instruidos o de un rango social inferior. Al contrario, y para eso debemos tomar también ejemplo del sol. El sol desciende hasta nosotros, nos calienta con sus rayos, nos ilumina, nos comunica su vida, nos envía sus mensajes. Pero él sigue estando eternamente en las alturas.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Imagen: Pitura de Nicholeas Roerich, «Bogdo Ula» (1927)