Ponerse a disposición del alma es contactar una fuerza mucho más poderosa que la de la personalidad. Esa fuerza la tenemos todos dentro, porque todos somos alma.
Cuando se está en esa frecuencia se aspira a que “el amor del Ser Divino se derrame por todas partes”.
Podemos intentar ser agentes de ese amor aunque nuestra mente no alcance a comprender el por qué de las tragedias, el dolor y la ignorancia humanas.
Entonces, en silencio y con plena intención dinámica, decir:
Desde el centro de todo Amor, permanezco.
Desde ese centro yo, el alma, surgiré.
Desde ese centro yo, el que sirve, trabajaré.
Que el amor del Ser Divino se derrame por todas partes.
En mi corazón, a través de mi grupo y al mundo entero.
La Externalización de la Jerarquía, 1958, p. 315, Alice A. Bailey, Lucis Publishing Company, N. York. Foto: niños en sus cunas en la unidad de desnutrición del dispensario de Pilkhana, Howrah, India, octubre 2008