En todos lo ámbitos de la vida, los humanos nos criticamos unos a otros.
Profundizamos en aquello de “no se qué hacer con la vida de los demás” y nos convertimos en jueces permanentes de los otros.
Las palabras de Aïvanhov hoy son adecuadas para recordarnos nuestra enorme responsabilidad.
Con mucha claridad se nos dice que “hay luces que nos abandonan”.
Las luces se van y en su lugar aparece (para quedarse) el rostro marcado, el rictus amargo, la expresión estropeada para siempre de aquel en el que la crítica y el odio ha pasado ya a circular por sus venas.
Cada pensamiento y cada acto puede ayudar a encender una luz en nuestro interior o apagarla para siempre.
Al ver la pureza de un niño es triste anticipar cómo la vida le irá haciendo apagar una y otra luz interior, hasta quedar yermo por dentro.
Las luces externas apagan las internas.
Que no nos abandonen las luces. Que no nos sequemos para siempre. Que vivamos con un poco de amor y de compasión. Esa es la llamada de hoy.
«Antes de emitir una crítica sobre alguien, empezad por echar una mirada lúcida sobre vosotros mismos. ¿Por qué? Porque sólo tenemos derecho de criticar una debilidad en los demás si hemos logrado vencerla en nosotros mismos. Cada vez que emitís un juicio negativo sobre alguien, sois juzgados vosotros mismos. ¿Por quién? Por vuestra conciencia, por vuestro tribunal interior. Una voz se eleva en vosotros para preguntaros: «Y tú, que te pronuncias así, ¿estás seguro que, de una manera o de otra, no tienes ese mismo defecto?… A esa debilidad de la que tú mismo eres culpable, ¿por qué debes añadirle aún la falta de indulgencia, la falta de amor? ¿No sientes acaso que, en tu corazón, en tu alma, estás perdiendo algo precioso?» Éste es el castigo infligido a aquél que juzga a los demás cuando no tiene el derecho de hacerlo: hay luces que lo abandonan. Y si algunos dicen que nunca han oído esta voz, es porque han hecho todo lo posible para no oír sus observaciones ni sus consejos. Que estén más atentos y la oirán.»
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86), “Pensamientos cotidianos”, Editorial Prosveta. Imagen: Camino de Santiago, saliendo de Manjarín (León), 30 julio 2014 (Trish Spoto)