Aïvanhov nos compara hoy con las fieras prestas a saltar para devorarse unas a otras.

La creación, nos dice, nos invita a participar en la obra del Creador en vez de destrozarnos.


Todos, en distinta medida, somos presa (marioneta) de esos instintos incontrolados: agresividad, posesividad, sensualidad, violencia…

Elegimos así odiar en vez de amar y herir en vez de curar.

Tardamos tiempo en descubrir que hiriendo al otro nos herimos, que la flecha disparada nunca vuelve al carcaj.

Una parte de nuestra psique sigue atrapada en el antiguo testamento (ojo por ojo), aquí: en nuestras ciudades, en nuestras relaciones, en nuestros pensamientos.

Pero el Instructor nos convoca a ser guerreros del bien y de la paz (nos invita a inaugurar el nuevo testamento).

A salir de la espiral fraticida para acceder a una nueva dimensión.

Algunos ya están en esa otra dimensión, aquí en la tierra, y nos dan esperanza.

«En lugar de tomar conciencia del papel inmenso que tienen que jugar en la creación, en lugar de participar en la obra del Creador, los humanos, como los animales, se enfrentan y se destrozan. Sí, porque en realidad la naturaleza animal sigue existiendo en ellos bajo la forma de instintos descontrolados: la agresividad, la posesividad, la sensualidad, etc.

Aunque los humanos hayan aprendido a presentarse bajo unas apariencias más civilizadas, todavía no se han desprendido de sus pulsiones animales. A veces, detrás del aire amable de alguien que os sonríe diciendo: «Buenos días, ¿cómo está usted? ¡Qué gusto verle!», hay una fiera que sólo desea saltaros encima para devoraros. Y vosotros mismos, ¿no os encontráis a veces en un estado de espíritu semejante?… Hay presencias animales que se mezclan con nuestros pensamientos, con nuestros sentimientos, con nuestros deseos, y nuestro trabajo consiste en domesticarlas hasta llevarlas a trabajar con nosotros en el seno de la armonía cósmica.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Atardecer en Torrelodones, 1 marzo 2015 (Helena González de Lozar)