Es habitual decir que pensamos o que sentimos esto o aquello.

Pensamos desde la mente utilizando el intelecto y sentimos desde las emociones. Son nuestros cuerpos mental y emocional.

Estando en nuestro centro, en contacto el alma, se abren otros canales de información. La intuición nos llega del contacto con el alma.

Es información incondiconada y pura, que actúa como un haz de luz desparramando claridad.

Esta información sólo nos llega si permanecemos en los estados más elevados y sutiles. Abrimos el grifo y solo sale agua limpia y pura. Si bajamos al nivel mental habitual, el agua se enturbia.

Desde la intuición podemos ver otras cosas, entender otros planos, ver la belleza oculta de muchos acontecimientos.

Múltiples maravillas se nos revelan.

El intelecto y el corazón son para nosotros dos facultades indispensables, pero jamás nos darán la verdadera inteligencia sobre la vida. Para tener la verdadera inteligencia de la vida, debéis desarrollar una tercera facultad, la intuición, que es al mismo tiempo una comprensión y una sensación.

Pero cuidado, no debéis confundir la intuición y la clarividencia, que es una facultad inferior a la intuición. ¿Por qué? Porque la clarividencia no va más allá de la percepción objetiva de los planos astral y mental. Así pues, se pueden ver las formas y las entidades del plano astral y del mental, pero no comprender nada de lo que se ve. Mientras que con la intuición, quizás no se vea nada, pero se comprenden las cosas cien veces mejor que si se vieran, porque se viven.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (!900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es. Foto: familia en el barrio de Pilkhana, Bengala, India, 24 de marzo 2010