El texto de hoy es una llamada a la consciencia en todo.

Cuando la consciencia se instala en nosotros, nuestro vehículo está en disposición de captar ciertas corrientes sutiles, que no pueden captarse cuando estamos distraídos.

Estas corrientes se mueven en todos los ámbitos de la vida, y en todo momento.

Poco a poco, si perseveramos, esos elementos sutiles estarán a nuestro alcance, y nos alimentarán con sus elevadas propiedades.

Cuando somos receptivos a estos elementos, notamos en nosotros  una protección, una ayuda, una fuerza surgida de otro plano.

Es bueno establecer orden a nuestro alrededor para que esas corrientes nos lleguen, nos envuelvan y nos vivifiquen.

Cada día un paso.

La mayoría de los humanos tienen respecto al sol la misma actitud inconsciente que respecto a la alimentación. No se preocupan de la forma en que comen. Se pasan la comida hablando, gesticulando, riñendo, y creen que el organismo se encargará de recibir y escoger todos los alimentos necesarios para su buen funcionamiento. Y es verdad, el organismo se encarga. Pero lo que no saben, es que el alimento contiene fuerzas y elementos sutiles venidos del espacio, que sólo una alimentación consciente puede permitimos recibir. Estos elementos que pertenecen al plano etérico, al plano astral e incluso al plano mental, pueden ayudamos a mejorar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y todo nuestro comportamiento. Sí, pero a condición de saber comer consciente e inteligentemente.

Es exactamente lo que se produce cuando se asiste a la salida del sol. Si estáis sentados delante del sol, pensando en otra cosa, recibiréis siempre algunos beneficios físicos de su calor y de su luz, pero los elementos más sutiles que pueden ayudaros en vuestra evolución espiritual, no los recibiréis. Si sois conscientes de que a través de sus rayos el solos transmite su vida, su amor, su sabiduría y su belleza, os preparáis para recibirlos, abrís en vosotros millares de puertas por las que esos rayos pueden entrar a depositar sus tesoros, y es así como llenáis todo vuestro ser con los beneficios del sol.

Por esto es tan importante ser consciente de lo que representa el sol. Así es como podréis recibir los elementos que os ayudarán a profundizar en las leyes y en los misterios de la naturaleza, a gustar de la dicha y de la paz.

Final del capítulo IV  “El Sol que nos nutre”, de “Hacia una civilización solar”, de Omraam Mikhaël Aïvanhov. Editorial Prosveta. Gracias a Juan Armas por la selección. Foto: niñas de la residencia de Anand Bhavan, Howrah, India, 2009