El pensamiento de hoy nos habla de prioridades.
Es cierto que la vida requiere trabajo, esfuerzo, superación.
El progreso no falta pero echamos a faltar sabiduría en el mundo.
Sabiduría para saber vivir en armonía, en paz, en equilibrio con nosotros mismos y con todas las criaturas.
Aïvanhov nos habla con bonitas y simples metáforas.
“Pedid fuerza para la llegada de su Reino de paz, de amor…”
Si: el que pide fuerza para amar sin pedir nada a cambio, la recibe sin parar.
Y todo, entonces, ocupa su adecuado lugar.
Dinero, posesiones materiales, éstas son las peticiones que se oyen por todas partes. Incluso el Cielo se siente acosado por estas reclamaciones y está desbordado. Evidentemente, «desbordado» sólo es una manera de hablar: el Cielo siempre puede, si lo considera oportuno, dar inmediatamente a cada uno todo lo que quiere. ¿Pero es que no hay nada mejor que pedirle satisfacciones materiales?
El Cielo acepta recibir vuestras peticiones, sí, pero espera que le pidáis la luz, el amor y la sabiduría, que os permitirán también ayudar a vuestra familia y a vuestros amigos. Pedid fuerza para cumplir la voluntad de Dios, pedid participar en la llegada a la tierra de su Reino de paz, de amor y de vida eterna… Cómo tales oraciones son extremadamente raras, el Cielo dirá: «¡Oh! ¡He aquí un ser que no se asemeja a todos los demás! Ocupémonos de él primero, vamos a satisfacerle.» Mientras, a las otras peticiones, responde: «¡Paciencia, ya veremos esto más tarde!»
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Sala de espera en el dispensario de Pilkhana, del programa Colores de Calcuta de Fundación Ananta, noviembre 2008