Todos los días recibimos con el alimento varias cartas de amor.

Somos insensibles a ello, pues comemos distraídos, cuando no en estado agitado e incluso violento, en condiciones paupérrimas para asimilar el alimento.

El yoga de la nutrición nos da la posibilidad de convertir cada comida en un acto de dar gracias.

Dijo Thay en sus charlas en El Escorial que el cosmos está en la zanahoria. Al comerla, amplío mi consciencia y viajo al sol que la madura, a la lluvia que la nutre, al olor húmedo de la tierra, a las manos que la recogen.


Doy las gracias a todos según percibo que el alimento me hace bien, me reconstituye, me da la vida.

Comemos unas pipas, y agradecemos a los girasoles su trabajo por nosotros, su celo para seguir la luz del sol y permitir que el fruto madure… Buenas gentes estos girasoles que tanto trabajan y tanto nos dan…

La consciencia al alimentarnos implica comer bien y lo justo según aquel precioso comentario del Maestro Tibetano de que un poco de pan integral bien masticado puede llevarnos muy lejos…

Poco a poco implica también el convencimiento sobre el vegetarianismo, pues mi alimento y mi vida no deben depender del sufrimiento de otros seres sintientes.

Si, una preciosa carta de amor nos llega varias veces al día, pero tan ocupados estamos que rara vez percibimos su secreto mensaje.

«Quizá no tengáis tiempo para rezar y meditar, pero cada día os veis obligados a consagrar al menos una hora para alimentaros. Entonces, ¿por qué no aprovechar este tiempo de las comidas para libraros de las preocupaciones y de la agitación del ambiente? Éste es el momento de acordaros de que también tenéis un alma y un espíritu que alimentar, y de enviar al Señor un pensamiento de gratitud por lo que os da a través de este alimento. Porque, ¿qué es el alimento? Una carta de amor, sí, una carta de amor escrita por el Creador, y muchas cosas dependen de la forma en la que leamos esta carta. Aquél que se muestre negligente con ella, no obtendrá ningún beneficio.

Cuando recibís una carta de una persona que queréis mucho, la leéis y la releéis con atención para percibir y apreciar todos sus matices: os parece que cada palabra contiene todo un mundo de significados por descubrir. Procurad dar la misma consideración a la carta de amor del Creador. Esta carta es la más poderosa, la más elocuente, puesto que en ella está escrito: «Tomad, ¡os aporto la vida!»»

Omraam Mikhäel Aïvanhov,  Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: campo de girasoles entre Carrión de los Condes y Terradillos de os Templarios, en la via romana,  24 de julio de 2014