«Criticar a los demás, señalar sus defectos, es visto por muchos como un signo de superioridad. Se imaginan así ser lúcidos y perceptivos. Sí, puede ser que lo sean, pero lo que no saben es que ese hábito de criticar a los demás, de señalar sus debilidades y carencias, les empobrece. Cuando mantenemos nuestra atención fijada en comportamientos deshonestos o estúpidos, es como si nos alimentáramos de suciedades y hay algo en nosotros que perece.

Si queréis saber por qué los Iniciados son tan ricos, os diré que es porque se ocupan de todo lo más bello que hay en los humanos: sus almas y sus espíritus, a los que quieren dar la oportunidad de manifestarse. Este es el secreto de la riqueza de los Iniciados. Aunque vean los errores y crímenes de los humanos, siguen interesándose por lo mejor de ellos. Es así como les ayudan y como ellos mismos se enriquecen.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: almendros en Flor, cerca de Graus, Huesca, 3 de marzo de 2022 (cortesía de Carlos Bravo Suárez)