«El alma y el espíritu del hombre son de esencia divina, y se conocen y manifiestan como tales arriba, en el mundo que les es propio. Pero deben conocerse y manifestarse también abajo, a través de la materia, es decir, a través del cuerpo físico. Este es el mayor misterio de la existencia humana. Está simbolizado por la imagen de la serpiente que se muerde la cola: la cabeza es el Yo superior, el espíritu; y la cola es el yo inferior, la materia. La cabeza se traga la cola, esto quiere decir que el espíritu trabaja sobre la materia para poder manifestarse a través de ella. El espíritu, que está arriba, que es omnisciente, todopoderoso, debe poder mirarse a través de la materia, como en un espejo. Esta es la meta de la Iniciación: transformar la materia para que ésta pueda devolver al espíritu su propia imagen.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen:Camino de Santiago, junio 2019 (cortesía de Laura García)