«Pensad en preparar las condiciones para que la Inteligencia cósmica pueda visitaros y trabajar sobre vosotros, pues, sin cesar, envía al espacio rayos y partículas, con el fin de que os penetren para mejoraros. Sí, debéis saberlo: si no mejoráis, es porque no dejáis que la Inteligencia cósmica se introduzca en vosotros. Con vuestras debilidades, con vuestras impurezas, construís poco a poco un caparazón que os hace impermeables a su influencia. Para romper este caparazón, debéis realizar un trabajo de purificación, de renuncia. Cada renuncia a un vicio, a un hábito pernicioso, abre una puerta al mundo luminoso. Puesto que tantos amigos del mundo invisible quieren ayudaros, ¿por qué tenéis que impedírselo? Abrid vuestro corazón, vuestra alma, decíos: “Bienvenidos, espíritus luminosos, tengo necesidad de vosotros, entrad, purificadme, ¡dadme vuestra luz!”»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos Cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: el Canal de Castilla llegando a Frómista, Camino de Santiago (cortesía de Carlos Capacete)