«En todas partes sólo se ve a gente ocupada en criticar, quejarse, relatar lo desanimados que se sienten, lo desgraciados que son, por esto, por aquello… ¡porque nada de nada!  Quizás sentirse en semejante estado de ánimo indica que no han comprendido las verdades de la vida. «¿Cómo? – responderán algunos – ¿no hemos comprendido nada? ¡Pero tenemos diplomas, hemos leído a filósofos y pensadores!» De acuerdo, pero vuestra actitud muestra que no habéis comprendido nada.

Tener diplomas, haber leído bibliotecas enteras es ciertamente una prueba de que sois personas doctas, eruditas, y no que hayáis comprendido lo que es la vida. La prueba está precisamente en poder dar pruebas de vuestra comprensión, y estas pruebas son la serenidad, el dominio de sí mismos, la indulgencia hacia los demás, la capacidad de resolver los problemas. Si dais pruebas de ello, aunque no tengáis ningún diploma, aunque no hayáis leído nada, poseéis la ciencia de la vida. Pues bien, está claro.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: cerezo en Palencia, 2 abril 2017 (cortesía de Marga Lamoca)