«El Alma universal mantiene la vida en todas las criaturas, las alimenta, sacia su sed: todas reciben sin cesar algo de esta abundancia. Entonces, por qué no inspirarnos de esta generosidad esforzándonos por compartir con los demás todo lo que poseemos: belleza, inteligencia, riqueza, dones artísticos, saber. No olvidéis nunca que existe una conexión entre el mundo de abajo y el mundo de arriba: cuando hacéis algo aquí abajo, en la tierra, provocáis algo idéntico arriba, en el Cielo. De una u otra forma lo que deis os será un día devuelto, mientras que todo lo que os guardáis para vosotros ya está en parte perdido, y no os beneficiaréis tanto de ello como si lo hubierais dado.
Sentís alegría, sentís amor, confiadlos también al Señor, a la Madre divina, para que los utilicen para el bien de otras criaturas. De esta manera, conservaréis la alegría y el amor. «
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: bosque en Idaho,septiembre 2017, cortesía de V. Mortensen