«No perdáis vuestra fe en el bien. Es así como aprenderéis a soportar las pruebas, a trabajar con ellas y a recibir sus bendiciones. Os volveréis igual que un valle profundo en medio de las montañas: todas las aguas que bajan de la cumbre acuden a regarlo, lo transforman en una tierra fértil donde crecen los mejores árboles frutales. El sufrimiento pone al hombre en la necesidad de descender en sí mismo. Cuando han sido cortadas todas las demás salidas, se siente obligado a convocar los poderes del alma y del espíritu; y cuando lo logra, en vez de gemir y rebelarse, exhala un perfume delicioso.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Dzong de Phunaka, Bhutan, 28 marzo 2018, cortesía de Alfonso de Pedro