«La Ciencia iniciática nos enseña que el hombre ideal, el hombre perfecto, tal como lo ha creado la Inteligencia cósmica en sus talleres, es parecido al sol. Esto significa que todo lo que emana de él es de la misma quintaesencia que la luz del sol, pero en estado etérico. Por lo tanto, cuanto más os acercáis a la perfección, tanto más vuestras emanaciones se parecen a la luz: como la luz, se propagan a través del espacio, y aquellos que han desarrollado su sensibilidad las reciben y se benefician de ellas.
Si os ejercitáis en tomar el sol como modelo, será realmente esta misma fuerza, esta misma energía solar la que saldrá a través de vuestro cerebro, vuestros ojos, vuestra boca, vuestras manos y todo vuestro cuerpo. Y, como la luz, aportará sus bendiciones, no solo a los humanos, sino también a los animales, a las plantas, a las piedras, a toda la naturaleza.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: campo en Romagordo, Cáceres, 8 abril 2018, cortesía de Consuelo G. Barcala