«Hay que lanzarse a lo infinito, a lo ilimitado, a lo que está más allá del tiempo y del espacio, y de esta manera nos volvemos inmortales, eternos, inconmensurables… ¡No os refugiéis en lo que es pequeño, limitado! Abarcad el infinito y vuestro gozo también será infinito, tendréis sin cesar la felicidad, la luz, la fuerza, la plenitud… En vez de tomar unas pequeñas botellas de alguna parte, id a beber al océano, porque el océano es tan vasto que podréis beber en él durante miles y miles de años sin agotarlo. Si, mis queridos hermanos y hermanas, ¡Id a beber en el océano infinito!”
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), “Los poderes de la vida”, p.46, Editorial Prosveta. Imagen: Entre St. Jean y Roncesvalles, Camino de Santiago, 27 de agosto de 2020 (cortesía de Juan Francisco Castellano)